3 curiosidades del arroz que, quizás, no conocías

En Aynaelda, el arroz no es solo un ingrediente: es el protagonista absoluto. Inspirados en la tradición levantina pero con alma madrileña, rendimos homenaje a uno de los productos más versátiles y antiguos del mundo, cocinado con mimo, paciencia y el respeto que merece. Cada grano que servimos cuenta una historia milenaria, y cada receta busca despertar los sentidos de quienes nos visitan.

Hoy os queremos contar 3 curiosidades que, quizás no conocías de este ingrediente, uno de los protagonistas de nuestra arrocería en Madrid. ¿Quieres conocerlas?

Un alimento universal con miles de caras

Aunque lo veamos como algo cotidiano, el arroz es uno de los alimentos más extendidos del planeta. Se calcula que ocupa el 10% de la superficie cultivable del mundo y que solo el trigo lo supera en consumo global. ¿Lo más sorprendente? 

Existen más de 10.000 variedades de arroz registradas.

Estas se diferencian principalmente por tres factores: la forma del grano, el tipo de procesamiento y sus características organolépticas como el color o el aroma. En cuanto al tamaño, podemos hablar de:

  • Arroz de grano corto, ideal para recetas como el sushi, por su textura pegajosa y forma redondeada.

  • Arroz de grano medio, como el famoso arroz bomba, perfecto para las paellas y risottos gracias a su capacidad de absorber sabores.

  • Arroz de grano largo, ligero y suelto, muy usado en la cocina asiática.

En función del tratamiento que recibe, también encontramos el arroz vaporizado, que conserva más nutrientes y no se pasa fácilmente, o el arroz precocido, pensado para quienes buscan ahorrar tiempo en la cocina.

Y si hablamos de tipos especiales, destacan el arroz glutinoso, ideal para postres por su dulzor; el arroz aromático, como el basmati o el jazmín, con un perfume característico; o los arroces pigmentados, de tonalidades rojizas o moradas, ricos en antioxidantes.

Una de las cinco semillas sagradas en la cultura china

Pocos ingredientes han sido tan venerados a lo largo de la historia como el arroz. En la antigua cultura china, este cereal no solo era un alimento básico, sino también un símbolo de vida, fertilidad y prosperidad. De hecho, formaba parte del selecto grupo de las cinco semillas sagradas, junto con el trigo, la cebada, la soja y el mijo.

Este grupo no era elegido al azar: representaba el equilibrio perfecto entre nutrición, sostenibilidad y conexión espiritual con la tierra. Según los textos clásicos del pensamiento chino, estas semillas eran fundamentales para mantener el orden natural del mundo, y su cultivo estaba estrechamente ligado a los ciclos agrícolas, al calendario lunar y a las ceremonias imperiales.

El arroz, en particular, simbolizaba la abundancia y la armonía. Era ofrecido a los dioses en rituales de agradecimiento por las cosechas, y servía como nexo entre la tierra y los antepasados. Su valor trascendía lo gastronómico: era parte esencial de la cultura, la medicina tradicional y la filosofía de vida.

Un alimento para el cuerpo… y también para la mente

El arroz no solo conquista por su sabor y versatilidad, también lo hace por sus propiedades nutricionales. Uno de los beneficios menos conocidos de este cereal es su impacto positivo en el cerebro. Rico en vitaminas del grupo B, como la tiamina (B1) y la niacina (B3), el arroz contribuye al correcto funcionamiento del sistema nervioso y favorece la producción de neurotransmisores, los mensajeros químicos que permiten la comunicación entre neuronas.

¿Y qué significa esto? Que el arroz ayuda a mejorar la memoria, la concentración y el estado de ánimo. Su contenido en hidratos de carbono complejos proporciona energía de liberación lenta, ideal para mantener el rendimiento mental durante horas sin altibajos. Además, su bajo índice glucémico lo convierte en una opción saludable y equilibrada para personas de todas las edades.

En Aynaelda, cada plato de arroz es mucho más que una delicia para el paladar: es un impulso para el bienestar.